Tras el paseito del día anterior por Río Verde, y para continuar con la costumbre de repetir cañones, volvimos a Bermejo.
También siguiendo con la tradición del día anterior, dormimos poco, pero eso nos dio un poco igual.
En este caso, hubo gente que no quiso entrar (y me da que luego se arrepintieron).
El cañón lo hizimos en hora y media como mucho. Bajaba mucha menos agua que la otra vez con lo que lo hizo un poco menos interesante, pero aún así sigue siendo un cañón muy chulo. Ahora, tengo ganas de verlo con agua de verdad.
Tras terminarlo fuimos a comer una buena parrillada, un poquito de vino, chupito, …. vamos, lo típico. pá casa. Unos para Madrid y otros para Malaga.