Y poco a poco llegó la navidad y con ella los mercadillos navideños, y en nuestro caso no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar uno de los más famosos de Inglaterra, el mercadillo navideño de Bath, ciudad declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Fuimos para pasar todo el día y tras unas cuantas vueltas para conseguir aparcar, lo cual no fue fácil del todo por la cantidad de gente que había, nos fuimos directos a ver el Royal Crescent, que es un edificio en forma de media luna muy conocido. Tras esto nos fuimos para el centro que es donde estaba toda la «movida».
Y dando vueltas y vueltas pasamos el día y la noche empezó a caer. El pueblo era un hervidero de gente. Muchos puestos navideños con las típicas cosas artesanales para comprar, algunos puestos con comida, bebidas, ropa, etc… Había tanta gente que en un par de momentos hubo trozos de calles que estaban «regulados» por personas de manera que un lado de la calle era para «ir» y otro para «venir» porque sino era imposible moverse.
Bath tiene unos baños romanos muy famosos y una preciosa catedral a la que no conseguimos entrar ya que había cola y pases cada X minutos. Aún así su aspecto exterior era imponente.
Allí fúe donde probamos por primera vez el Mulled wine, que es una especie de vino tinto que se echa en una olla con algo de fruta o especias, tipo sangría, pero luego se calienta hasta que casi hierve y se toma así, como si de un caldito de pollo se tratase. La verdad es que está rico, y si hace frío entra solo… aunque me temo que te puedes coger una moña bien grande con el vinito caliente.
También aprovechamos para comprar algunas salsas de habanero, en un puesto especializado que vimos.