El día 10 nos levantamos y fuimos a desayunar a un sitio que estaba al lado del hostel. Anunciaba un desayuno continental por 25 rupias (0,37 €).
El desayuno estuvo muy bien. Un plátano, té, cereales con leche, una tostada con mantequilla y mermelada y una tortilla. Eso sí, tardaron unos 45 minutos en servirnos el desayuno. Menos mal que íbamos con tiempo.
Cuando acabamos fuimos a la agencia de viajes que estaba a pocos metros y allí estaba el coche que habíamos contratado el día anterior.
Era un coche amplio y con aire acondicionado, que junto con un conductor que parecía mudo hizo que fuese un viaje muy llevadero. Eso sí, tardamos unas dos horas en hacer los 120 kilómetros que nos separaban de Gwalior.
Además, el conductor paro una vez en un puestecillo a pie de calle…no sabemos si sería su familia que estaba allí. Y luego paro en un puesto policial que estaba a un lado de la carretera un buen rato, además de pagar alguna especie de peaje. El tema de la policía y peajes con los coches no lo terminamos de entender muy bien porque era un poco extraño todo, incluso un poco aleatorio su pago. Paraban a veces al lado de puestos policiales y se acercaban y hacían algún tipo de papeleo. Pero esto sin que la policía dijese nada, y parece que no siempre.
De camino vimos algunas obras de remodelación con unos andamios “High Tech”
Esta ciudad tiene como principal elemento turístico un fuerte en lo alto de una montaña, dentro del cual hay un palacio y algún museo y templo.
El conductor entro con el coche hasta dentro del fuerte y nos dejo en el aparcamiento.
Desde allí fuimos a ver el palacio del fuerte. Un palacio que consistía en varios patios de arenisca roja y un montón de galerías, pasadizos. En los sótanos había una serie de cámaras usadas para los presos. En la actualidad están todas llenas de murciélagos y huelo un poquillo mal, a sus excrementos.
Tras terminar de recorrer el palacio salimos del fuerte por la puerta Este, que es la que da a la ciudad (habíamos entrado por la Oeste).
Por esta puerta hay una enorme cuesta que baja hasta la ciudad. Nosotros solo bajamos un poco para ver esta entrada que es muy bonita ya que es muy escarpada y verde. Tras unas cuantas fotos volvimos a subir y entrar dentro de las murallas.
Las murallas del fuerte delimitan una gran extensión de terreno en el que la gran parte esta salvaje, con su vegetación natural, y luego distribuidos por toda su superficie hay varios templos.
Nos cruzamos el fuerte de punta a punta para poder ver un templo de estilo Maya muy bonito, un antiguo edificio también precioso que se usaba como destilería y… en mitad del campo, sola y con pinta de semi abandonada vimos una oficina postal. Que viéndola para mentira que las cartas lleguen y todo.
Bordeamos otra especie de palacio al que no nos pudimos acercar. Parecía la casa de alguien.
También había un colegio con muy buena pinta y en general unas vistas magnificas del fuere y sus murallas, a los bordes de la colina en la que esta enclavado.
Tras varias horas viendo todo el fuerte volvimos al aparcamiento. En un puesto que había estuvimos comiendo unas especie de empanadillas de hojaldre, unas coca colas y unas patatillas para aguantar el día.
Después cogimos el coche, que estaba esperando, y cogimos el camino de regreso.
A la salida del fuerte, bajando de él por su puerta Oeste hay esculturas enormes escavadas en la roca. Lara echo alguna foto como pudo pues el conductor no entendió muy bien que queríamos que parase unos segundos a un lado de la carretera, y continuamos el camino de regreso a Agra.
Tras otro viaje pesadito llegamos a Agra. Pagamos el resto del servicio, volvimos a contratar el coche para el día siguiente y nos fuimos a cenar un Thali a un restaurante cercano. Allí teníamos de todo en la misma calle.
Allí comimos unos nan con queso que estaban de muerte, aparte de otras cosas. Nos metimos una buena cena, vamos.
Después fuimos a dar una vuelta para comprar los dichosos imanes, que el día de antes nos habían salido rana.