Este fin de semana el destino ha sido Valencia. Y en concreto el barranco de Otonel, o también llamado barranco de las Doncellas.
Salimos Luis y Yo el viernes tras currar dirección Valencia. Nos dimos un bañito rápido, cenamos y fuimos dirección “Dos Aguas”, que es el pueblo desde el que se parte hacia el barranco.
Tras un buen rato por una carretera de mala muerte y un trozo de camino, llegamos a la cabecera del barranco. Serían la 1 de la mañana y era muuuuy de noche. Sacamos la tienda de campaña y a dormir.
Por la mañana a primera hora desmontamos la tienda recogimos todo, cogimos el equipo y nos metimos en el barranco.
Empezamos con mal pie ya que en el primer rapel nos terminamos de poner el equipo y cuando le fuí a dar el casco a Luis para que se lo pusiera, se nos cayó, y nos vimos obligados a bajar el rapel, por un lado lleno de ramas, zarzas y una higuera, en vez de por el lado normal. Al final un par de arañazos y el casco recuperado 🙂
Después atravesamos una zona en la que caían unas chorreras por la parte derecha, dignas de un anuncio de FA, o cualquier escena de una película tropical.
Lo siguiente fue una zona en la que no había nada más que vegetación. Esta zona de transición tardamos en atravesarla unos 15 minutos. Y fue bastante pesada ya que había una senda que aparecía solo algunas veces, y el resto era ir andando abriendonos paso entre los juncos, zarzas, y otra planta que no se que era pero pinchaba una barbaridad. Fue la peor zona del barranco y la más fea, pero merece la pena para ver el resto.
Por esta zona el barranco ya llevaba un poco de agua, ya que al principio estaba seco.
Nos encontramos con un par de toboganes divertidos, aunque un pelín secos, un par de rápeles y por fin llegamos al rápel grande, de 60 metros, en donde tuvimos el segundo “contratiempo”.
Bajamos los dos sin ningún tipo de problema, haciendo fotos, videos y disfrutandoló realmente, peeeeeeeero, al llegar abajo e intentar recuperar la cuerda vimos que que la cascada hacía honor a las reseñas en las que se indican que tiene una recuperación dificil.
Al primer tirón no cedio ni un milimetro con lo que nos pusimos a tirar los dos como burros y así conseguimos (tras varios tropezones, y caidas al agua, bastante graciosas) recuperar unos cuantos metros de cuerda, pero llegó un punto en que no cedía más. Vimos que se habían rizado las dos cuerdas y por eso no corría bien.
Tiramos más a lo bestia aún, montamos una polea en una pared para tirar más fuerte, y rezamos todo lo que supimos pero no conseguimos hacer nada.
En este situación nos encontrabamos en un sitio en el que teníamos que bajar un repecho de unos 4 metros para continuar el cañón, pero no teníamos las cuerdas recuperadas y nos quedaban dos rápeles grandes por hacer.
Nos parecía que si bajabamos ese repecho (el cual no podríamos volver a subir) había una zona por la que podríamos volver a subir a la cabecera del rapel grande, pero era muy arriesgado intentarlo sin ninguna cuerda ya que si no podíamos remontar a la cabecera, o si necesitabamos montar algún rapel precario en algún arbol o algo, estaríamos vendidos.
Así que decidimos cortar la cuerda que llevabamos recuperada (unos 25 metros) y tirar con eso a “jugarnosla”. Así que me subí a una repisa navaja en mano y cuando tenía la navaja practicamente apoyada ya en la cuerda decidimos pegar un último tirón para cortar lo más alto posible……… y mira por donde justo en ese momento la cuerda cedio un poco devido a que tiramos más vertical que las veces anteriores.
Así que guardé la navaja y con esfuerzo seguimos tirando y conseguimos recuperar las cuerdas. Total, casi una hora para bajar la cascada y los dos echos polvo.
Después un par de toboganes que daban a una poza preciosa, donde se estaban bañando dos parejas, que se quedaron un poco flipados al vernos, y por fin llegamos a los dos rápeles finales. Estos dos últimos rápeles muy sucios, pero bonitos, sobretodo el segundo. Y fue precisamente en este donde tuvimos el tercer “percance”.
Resultó que se me fue la olla y en el último rapel que es de 35 metros, yo estaba convencido que eran 30 así que uní 2 cuerdas de 30 metros y me quedé tan pancho y me puse a bajar.
Que pasó: Que a mitad de rapel, donde ya veía el final de las cuerdas, vi que del final de las cuerdas al agua había unos 5 metros…..mmmmm, malo. Una opción habría sido esperar y que mi compi montase la cuerda de 60 metros que llevavamos y la echase, para que yo me cambiase de cuerda a mitad de cascada y terminar de bajar, pero estudie los 5 metros restantes y realmente eran una especie de tobogan de unos 80º de verticalidad. Vamos, un tobogan muy tobogan, que terminaba en una poza que parecía honda, con el agua cristalina. Así que seguí bajando hasta que se acabaron las cuerdas y en ese momento me solté de ellas y caí casi a plomo. Y no pasó na de na. Estuvo divertido. Él enganchó la cuerda de 60 (para la recuperación) y repitió mi peculiar forma de rapelar la cascada. También sin ningún problema.
Tras esto subimos por una pedrera unos 20 metros (bastante peligrosa por cierto), salimos a un camino y poco después a la carretera.
En este punto eran las 2:30 de la tarde, en pleno julio, ni una nube y una chicharrera que flipas. Y nos quedaba una horita hasta el coche andando por una carretera asfaltada, en la que había una sombra cada 2 kilómetros (y no exageno ni un pelo). Además, por si era poco en esa hora subimos un puerto pequeño, que se debe usar para algo de ciclismo, y venían indicadas las curvas y el desnivel. La última curva tenía un 15% de desnivel…….puffff, horrible.
Al final llegamos, medio mareaos, medio deshidratados, aunque habíamos bebido 2 litros de agua, y con hambre. Así que nos piramos corriendo a Valencia a comer para después salir hacia Madrid y poder dormir en nuestra camita.
Teneis el video-resumen disponible, como siempre, en la sección de videos.