Peñalara bajo cero

Con la sierra ya bien cargada de nieve el mono de pisarla está a flor de piel y no pude contenerme a dar una vuelta por Peñalara este fin de semana que daban buen tiempo (en Madrid). Por desgracia la sierra estaba encapotada de nubes y así se mantuvo todo el día.

Llegamos a Cotos a las 9 de la mañana y estábamos a unos refrescantes 6º bajo cero con una leve brisa que incrementaba la sensación de frío.

Nos estuvimos «divirtiendo» un rato viendo como la gente entraba en el aparcamiento con el coche y luego no conseguía salir, ni siquiera aparcar, del hielo que había. Ayudamos a alguno a empujar su coche mientras esperábamos a juntarnos todos los que habíamos quedado. Sobre las 10 de la mañana nos pusimos en marcha.

Empezamos a subir hacia la laguna de Peñalara y enseguida la visibilidad empezó a reducirse por irnos metiendo en las nubes y en ocasiones no veíamos más de 10 metros. Al llegar a la bifurcación de la laguna continuamos en dirección a la laguna de los pájaros. El objetivo era llegar a la laguna de claveles y luego media vuelta.

Hacía un pelo de frio


Según íbamos subiendo hacia la laguna de claveles la visibilidad empeoraba y el viento y el frío no amainaba. Nuestra estampa era digna de una foto ya que íbamos con las las pestañas, cejas y pelos congelados. Podría haber sido una imagen propia del K2 o el Everest. Estaríamos cerca de 10 grados bajo cero y con algo de viento así que cuando te parabas de quedabas pajarito.

Cuando nos quedarían unos 15 minutos para llegar a la laguna de claveles la visibilidad empeoró y nos encontramos en una zona más o menos llana en la que mirases a donde mirases solo se veía niebla y no había ningún tipo de referencia ni huella. Esto unido a que no me llevé el GPS (para un día que lo necesito…) hizo que nos diésemos la vuelta.

Al volver nos acercamos a la laguna de Peñalara, la cual intuimos, porque no se veía nada a más de 5 metros, y después subimos hasta el refugio de Zabala, en donde hace años pasé mi peor noche, con diferencia. Allí comimos algo y nos resguardamos un poco del tiempo.

Tras el descanso y 10 minutos para conseguir hacer una foto, ya que las pilas de la cámara dijeron que pasaban de dar corriente con tanto frío, retomamos el camino hacia el camino que baja de dos hermanas hacia Cotos.

Refugio del Zabala

Y aquí vino la anécdota del día cuando cruzamos sin querer el camino (no se veía ná) y estuvimos un buen rato abriendo huella por todos lados intentando encontrar el camino. Sin querer empezamos a subir por la ladera hacia dos hermanas, entre un caos de roca y nieve. Al final nos dimos cuenta que nos habíamos pasado, dimos la vuelta y finalmente encontramos la huella del camino. El 15-20 minutos estábamos de vuelta en Cotos, para tomarnos una cervecita y un montado en el bar, y volver a casa.

La verdad es que hizo un día de perros pero al final lo pasamos bien y echamos la mañana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.