Llega Semana santa y el tiempo amenaza con ser un poco hostil por la mitad norte de la península. Con esta previsión dejamos de lado la idea de ir a Pirineos y nos quedamos un poco más abajo, en la Sierra de Guara.
Así que el Jueves santo caminito de Huesca. Llegamos a medio día, pusimos la tienda y tras ver que había muy muy pocos neoprenos por «la calle» ya que según parecía bajaba todo con demasiada agua, decidimos ir a hacer una vía ferrata cercana, la Ferrata del Espolón de la Virgen.
Para llegar a la ferrata hay que atravesar el pueblo y coger la senda que se usa como aproximación de cañones como el Mascún o el Gorgas Negras. Avanzaremos por la senda hasta llegar la surgencia de agua que hay bajo el «Delfín». Tras llegar a dicha surgencia el camino gira y a media docena de metros tras unos arbustos y a unos 4-5 metros más altos del nivel del río hay un cartel indicando el inicio de la vía Ferrata. Queda justo enfrente del camino que parte como aproximación del Gorgas Negras.
Eran las 16:30 cuando comenzamos.
La Ferrata es muy sencilla; completamente equipada con escalones y un cable de seguridad hacen que el único problema que podamos tener es el del vértigo ya que hay un par de pasitos en los que se está muy «al borde» de una buena torta, pero por lo demás no hay problema.
A las 17:10 habíamos acabado y nos encontrábamos en la parte más alta de dicha ferrata. Desde ese punto se ve el camino que vuelve a Rodellar. Para coger el camino empezaremos a bajar tras una casa en ruinas que hay en lo más alto, en dirección Rodellar. En pocos metros encontraremos una senda que comienza a descender y al poco tiempo cruza el barranco de la Virgen.
En este punto podremos continuar el camino para llegar a Rodellar, pero en nuestro caso decidimos bajar por el barranco, el cual tenía pinta de bajar más seco que el pelo de un camello.
El comienzo fue un poco avanzar entre maleza pero enseguida la maleza disminuyo un poco y al final el barranco no estuvo nada mal. Fuero unos cuantos rápeles pequeños y secos pero que hicieron que la vuelta fuese mucho más amena que si hubiésemos vuelto por el camino normal. El cañón lo descendimos en muy poco tiempo y sin ningún tipo de complicaciones.
Al final habíamos echado la tarde haciendo dos actividades cortas pero bien entretenidas, aunque uno de los puntos divertidos estuvo en cada una de las múltiples veces que tuvimos que cruzar el río Máscún ya que normalmente se cruza andando por encima de las típicas piedras que hay puestas para irlas «saltando». Peeero, ya nos habían dicho que bajaba mucha agua y efectivamente esas piedras para cruzar….. pues muchas estaban bajo el agua así que la opción era descalzarse y pasar descalzo con las zapatillas en las manos.
La situación fue muy divertida ya que hubo varias anécdotas. Por un lado Lara pegando gritos como un uruk hai porque se hacía daño en los pies con las piedras del suelo, Rocio que no quería pasar descalza e iba a «burriquín» encima de Lara y yo que en un intento de pasar un tramo sin descalzarme me la jugüe en un salto en el que confié demasiado en un arbolito… arbolito el cual se partió y me caí de espaldas en el río. Muy muy divertido… y una buena putada el mojarme entero los pantalones y la zapatilla derecha, pero bueno… y lo fresco que fuí?