Las mañanas eran frías y por eso decidimos acercarnos al barranco del Chuixé, el cual llevaría poca agua, tal y como el año pasado.
Al acercarnos vimos que no llevaba poca, sino prácticamente nada. Así que nada, ni nos pusimos los neoprenos. Cogimos la mochila con las cuerdas y los arneses y tiramos p’arriba.
El descenso cortillo, sosillo ya que bajaba muy seco y tal, pero bueno, para echar la mañana está bien. Por lo menos la aproximación son 10 minutos, y el retorno 5 minutos. Con lo que llegas fresco al coche.
Eso si, al final llegamos mojados ya que la cuerda se mojaba en las pozas y con el leve chorrillo de agua que bajaba pos eso… al final los pantalones bien mojados del agua de la cuerda.
Y como el año pasado, de vez en cuando pasaban algunos senderistas que se quedaban un rato mirando como nos colgábamos de una cuerda.