Teníamos toda la semana de vacaciones. El plan inicial era habernos ido casi toda la semana a guara o algo así pero al final entre el mal tiempo y algún que otro contratiempo solo contábamos con Jueves y Viernes para enfundarnos los neoprenos.
El jueves salimos dirección Cuenca. La idea era hacer dos barrancos cortos: El barranco de la Portilla y el Salto de los catalanes.
Empecemos con el primero: Nos dirigimos al pueblo de Portilla. Nada más salir del pueblo la carretera pasa por un mini puente de piedra. Tras él cogemos una pista a la derecha. Esta pista termina en una pequeña explanada. En esta explanada podremos ver a la izquierda unas naves y justo enfrente un puente que cruza el arroyo. Aparcamos…
Desde poco después de salir de Madrid estuvo lloviendo sin parar hasta que aparcamos el coche. Al aparcar chispeaba y bueno, ya que nos habíamos dado el paseo…pues había que hacerlo lloviese o diluviase.
Nos cambiamos y a los 5 minutos de andar dejó de llover y no lo volvió a hacer en todo el barranco.
Según estamos en la explanada donde se deja el coche hay que subir por la ladera de la derecha y en cuanto subamos unos 10 metros nos encontraremos con una senda bien marcada. La cogemos a la izquierda y no la dejamos hasta la cabecera del barranco.
A los 5 minutos o menos de ir andando pasaremos por una zona que hay hasta una barandilla de madera.
El camino al principio sube, luego vuelve a bajar y luego vuelve a subir. Llegaremos a un sitio en el que nos acercamos al cauce y el cauce se ve como con toboganes. Es la cabecera. Hasta aquí hay unos 35 minutos andando, y esta es la foto de esos toboganes que nos muestran el comienzo del barranco.
Es un barranco bastante bonito, aunque el agua brillaba por su ausencia, como ya esperábamos. Encontramos agua en alguna poza, pero poco más.
Tras el último rápel avanzamos 20 o 30 metros más y estamos al lado de la senda por la que subimos. Desde aquí toca desandar el camino hasta el coche.