Salto del Carpín

Tras estar a punto de abandonar e irnos hacia Madrid el día anterior, ya que empezó a llover y la previsión no era buena, aguantamos el tirón y tuvimos la suerte de que no volvio a llover desde media tarde del sábado, en todo el fin de semana.

De esta manera nos levantamos (un poco resacosos por el vino de la cena) y nos pusimos rumbo a este famoso cañón.

Cuando llegamos a la zona donde se aparcaba y nos dimos la vuelta pudimos contemplar la cascada final del cañón, justo enfrente de nosotros. Creo que en ese momento se nos aflojaron un poco las piernas a todos…

Pese a todo cogimos las mochilas y nos pusimos en marcha. Tardamos una hora aproximadamente en llegar a la cabecera del barranco. Nos equipamos y al agua.

Había poquita agua, bastante poca, pero aún así estuvo muy divertido. Había bastantes toboganes y bastante seguidos, entremezclados con algún rapel, bastante bonito. Fue una parte muy dinámica y no muy larga.

Finalmente tras un rapel de unos 6-7 metros, un recodo y zas… la muerte a nuestros pies 😈 .

Creo que ha sido la primera vez que he sendido de refilón lo que una persona con vertigo puede sentir. Esto de asomarte a una montaña y tener una caida a tus piés de unos 120 metros, en la cual no ves el final, de lo vertical que es, no pasa todos los días.

Pero lo peor es que el rapel no estaba “a mano”, sino que tuvimos que pasar por un pasamanos que nos sacaba fuera, a la caida, y en donde no había casi sitio para poner los pies. Total, que te encontrabas colgando de dos mosquetones en un cable y unas cuantas cuerdas, en plan chorizo, y con una “caidita” de ciento y pico metros, en la que los pinos se veían como hormiguitas. Vamos, un sitio realmente acojedor…

A partir de ahí un rapel de 30 metros, reunión pequeñita en donde nos llevó un ratito recoger toda la cuerda y volverla a poner (que eran 120 metros de cuerda), otro rapel de 40 hasta la falla que hay a media ladera y por fin uno de 50 metros hasta abajo del todo. Realmente agotadores estos rápeles tan largos.

Creo que hablo por los tres locos que estuvimos si digo que han sido los dos cañones más impresionantes que hemos echo. Que no dificiles, porque realmente no tenían dificultad, ya que tampoco tenían casi agua, pero psicologicamente eran muy duros.

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