Hace tiempo escuchamos que algunos locos se dedicaban a pasar los fin de año en refugios de montaña y luego por la mañana subían a algún pico. Lo primero que se me vino a la cabeza es que la gente está mu zumbada !!!
Pues nada, ha pasado algo de tiempo y aquí estoy yo, relatando como hemos pasado esta pasada nochevieja en un refugio de montaña y al día siguiente hemos subido un pico, el Poset o Punta de Llardana. ¡¡ Estamos mu zumbados !!
Salimos el mismo día 31 sobre las 12 de la mañana hacia Pirineos. Nuestro destino era el refugio Angel Orus, y el pico Poset, que ya subimos hace unos años.
Para llegar al Angel Orus hay que llegar a Eriste y justo tras pasar el pueblo y pasar por encima el río del mismo nombre hay un cartel que nos indica la pista de tierra, a mano izquierda, que nos llevará hacia el Parking del Angel Orus. Tras unos 15 minutos de una pista a veces asfaltada, a veces llena de pedruscos llegamos a una explanada en donde dejar el coche. Pocos metros más adelante tendremos la cascada del Espigantosa.
Desde el parking en menos de dos horas se llega al refugio Angel Orus. La subida yo la recordaba de la otra vez que estuvimos bastante suave, pero debe ser que me estoy haciendo muy mayor ya porque de suave no tiene nada. Quizás la parte central es más suave pero la primera y tercera parte del camino son dos señores cuestones.
Llegamos al refugio del Angel Orus sobre las 19:00 h y tras dejar las cosas y ponernos cómodos nos echamos una partidita al parchís, para no perder tradición, mientras esperábamos la cena.
A las 20:00 h nos pusieron la mesa para empezar a cenar. ¡¡ Pero quien cena en nochevieja a las 8 de la tarde !!…. pues nosotros…. a ver que nos ponen que nos han dicho que es una cena especial (parece que nos libraremos de las típicas lentejas, aunque en nochevieja encajarían).
Nos ponen una especie de plato combinado con langostinos, ensaladilla rusa, espárragos, jamón, queso, chorizo. Además un caldito y unas raciones para compartir de croquetas, empanadillas (riquísimas) y calamares. Todo acompañado con una botella de vino.
De segundo nos sacaron pollo con una salsa de arándanos y oporto y unas patatas gratinadas. La verdad es que nos impresionó la cena y cenamos de miedo. El vino cayó rápido pero sacamos otra botella que habíamos porteado nosotros y luego otra una pareja de Coín que estuvieron con nosotros.
Tras la cena nos dieron cotillón (y nosotros que habíamos subido cotillones….) y a esperar….. A esperar porque era prontísimo y quedaban horas para las 12 de la noche. Entre vino y cháchara fue pasando el tiempo.
Mientras, Lara se acostaba un rato, que el pobre fue con un gripazo gordo y por las noches le daba algo de fiebre incluso.
A las 12 de la noche nos tomamos las uvas viendo (u oyendo) las campanadas en una tele que había y después empezó ya la gente a beber con más ganas. Unos habían subido licores, otros se prepararon algún cubata. En fin, cada uno se lo montó como pudo, y no faltó el momento anecdota en el que nos salimos fuera con un trineo y algunos nos tiramos por una leve y helada cuesta. Uno de los del refugio lo hizo sin pantalones (recordemos que estamos a 2.000 m y seguramente algunos grados bajo cero). Bueno, estuvo gracioso el momento. Hay documentos gráficos pero creo que no es plan de violar la intimidad de este hombre enseñando su trasero 🙂
A las 2 de la mañana estábamos en la cama acostados para intentar dormir bien y por la mañana subir al Poset.
Tras levantarnos un poco resacosos (en mi caso por lo menos) nos preparamos y a las 8:30 estábamos con los pinchos calzados preparados para tirar párriba.
Comparándonos con el resto de la gente fuimos todo unos madrugadones porque no había nada de movimiento en el refugio, la gente dormía. El día se levantó nublado pero en cuanto empezamos a andar empezó a despejar y prometía ser un día soleado.
En cuanto a la ascensión no hay mucho que comentar. Yo iba un pelín resacoso, Lara con mal cuerpo debido a su resfriado, Rocio con poco afán de sufrimiento y Patri con sus lesiones de cadera y rodilla. Vamos, que éramos toda una promesa para subir a donde nos dijesen.
Así que nada, nos lo tomamos con tranquilidad y fuimos progresando despacito pero sin pausa, que no teníamos prisa.
Todo fue más o menos bien hasta la Canal Fonda que sube junto al Diente de la Llardana, en donde ya el camino exige un toque de energía. Ahí Lara se empezó a quedar rezagado. Iba con muy mal cuerpo e incluso es posible que con algo de fiebre así que se empezaba a quedar atrás. Rocio se quedó con él y al final no pasarían de la canal Fonda. Mientras yo (que ya estaba recuperado y pleno de fuerzas) seguí con Patri (que iba con la cadera ya reventada) hacia la cumbre.
A partir de aquí nos esperaba otra pala interminable de nieve muy dura hasta ya cerca de la cumbre, donde la nieve desaparecía parcialmente y el camino se convertía en una arista de hielo, nieve y roca un poco delicada.
Íbamos los primeros pero cuando estábamos a unos 200 metros de la cumbre empezamos a ver aparecer gente al final de la Canal Fonda, que termina junto al Diente de la Llardana. Habían salido bastante después pero venían más rápido que nosotros.
Al llegar al mixto de piedras y nieve veíamos que la cumbre estaba tapada casi todo el rato por nubes lo cual no prometía muy buenas vistas. Además la cresta que nos quedaba era un poco delicada, Patri iba jorobada con su cadera y yo ya había subido hace años así que estuvimos a punto de darnos la vuelta pero a Patri le salio a flote el orgullo de «¿estando tan cerca me voy a dar la vuelta?, vamos hombre…» y nada, seguimos para arriba.
En 20 minutos hacíamos cumbre, siendo los primero en subir al Poset en 2011. ¿donde se recoge el trofeo?
La pena fue que hacía viento y había nubes que tapaban y destapaban continuamente la cima así que las vistas no fueron las mejores del mundo, aunque no estaba nada mal el día.
Y poco más, volvimos al refugio donde estaban hacía rato Lara y Rocio. Eran las 15:30 y habíamos tardado 4:40 h en subir y menos de 2 horas en bajar. Tomamos una sopa y ellos se acostaron. Nosotros pasamos la tarde como pudimos entre el dominó, el parchís, cartas, pistachos, patatas y cerveza. La verdad es que fue una tarde muy larga y quizás nos teníamos que haber ido ese mismo día.
Al final pasamos la noche en el refugio y al día siguiente, día 2 tiramos pa´bajo.
Estaba todo muy helado y el río tenía formaciones muy curiosas. En una hora o poco más estábamos en el coche y de ahí a Madrid.
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