Un fin de semana de buen tiempo por delante y nadie con quien poder ir a la sierra a hacer una rutita de un par de días. Ese era el panorama que se me presentaba y yo tenía un mono de pisar nieve que no podía más.
Así que nada, tocó estrenarme en hacer una salida de dos días en solitario.
Salida del curro a toa leche para plantarme en la plataforma de Gredos sobre las 6 de la tarde. Mochila (mochilón de 15,5 Kg) a la espalda y a patear.
Llevaba poco gas así que lo de calentar nieve para beber tenía que reducirlo en la medida de lo posible. De casa llevaba 2 litros pero el día siguiente se presentaba caluroso de los que no paras de beber así que no quería gastar nada de ese agua y pensé en las dos fuentes que hay de camino a la laguna para ir bebiendo.
La zona tenía aún mucha nieve, muchísima para las fechas que son.
Llego a la primera fuente y está seca…. ¿pero si está todo lleno de nieve menos la fuente? Que raro….
Supero los Barrerones estudiando la zona de Cabeza Nevada que se alza ante mi y estudio una zona por donde acampar, al otro lado del valle, ya camino de Cabeza Nevada.
Empiezo a tener mucha sed pero no quiero beber, tengo que llegar a la otra fuente que está cerca. Al llegar… ¿y la fuente? … pues nada, se la ha trabado la nieve y es imposible acceder a ella. Pues estamos buenos, una sin agua y la otra enterrada en nieve. Bueno, me convenzo a mi mismo de que me queda ya muy poco y que tengo que aguantar hasta la tienda en donde me haré una buena sopa para hidratarme.
Tras un rato llego a las inmediaciones de la laguna y un cartel me indica que toca desviarse para coger el camino que marca las cinco lagunas. Así que dicho y echo, tomo el desvío dejando de fondo el refugio de Elola y tras cruzar el río pegando un par de saltos entre piedras el camino comienza a ascender.
Visto que iba ya cansado por el gran ritmo que me había marcado y que tampoco ganaba mucho con pasar al otro valle busqué un sitio donde poner la tienda. Enseguida encontré una pequeña explanada resguardada por una pared de roca que me garantizaba el no ser enterrado por una avalancha así que no busqué más y me puse a montar la tienda.
Y aquí empezaron los estropicios del fin de semana ya que al hacer fuerza para meter uno de los tubos de aluminio se abrió una de las costuras un poco y el enganche del tubo se descosió en un 90%. Bueno… menos mal que hacía una tarde-noche tranquilísima sin nada de viento… de momento.
Me metí en la tienda y me puse a hacerme una sopita a base de una buena cacerola de nieve y un sobre de sopa. Tras un rato tenía la sopa bien calentita y empecé a tomarla junto con una ensalada de esas de atún y pasta.
Tras un buen rato me tomé toda la sopa y de la ensalada casi nada ya que me puso muy mal cuerpo… no tenía el cuerpo muy fino ¿Sería por haberme deshidratado mucho? Bueno, mañana será otro día.
Por esos instantes empezó a levantarse viento y a los 30 minutos había una ventolera montada bastante seria, y que casualidad, el aire venía justo del lado del enganche que se había descosido. Sinceramente pensaba que la tienda no aguantaba en pie toda la noche.
La noche fue muy mala (como suele ser en montaña). A mi modo de ver se unió que tenía el cuerpo raro con que había un escándalo enorme por el viento y que estaba preocupado por que se me desmontase la tienda a media noche. Al final pasé una noche en la que dormí poquísimo y en la que pasé bastante frío sin saber muy bien porque ya que fuera había unos 5º lo cual no estaba nada mal para estar en mitad del circo de Gredos durmiendo en mitad de la nieve.
Antes de las 7 de la mañana me puse en pie a pesar de que era cuando estaba consiguiendo dormir mejor (ya por cansancio de la noche en vela), pero era de día y había que aprovechar las horas.
Cafecito, unos cuantos bollos y a recoger el tenderete que tocaba echar a andar. El viento por suerte había bajado bastante y era más soportable que durante el resto de la noche.
Desde donde tenía la tienda seguía una leve huella que cogía altura para poder pasar al siguiente «valle» en donde comenzaba la ascensión a Cabeza Nevada.
En unos 20 minutos llegué a las faldas del pico y tras cruzar el río que baja por ese valle tenía ante mí Cabeza Nevada y la subida que se me presentaba delante la verdad que es que quitaba las ganas a cualquiera. Se veía muy empinado y largo.
La ascensión no tiene mucho que comentar excepto que es un rompe piernas. Tiene mucha inclinación en todo el camino y había zonas medio heladas que obligaban a ir calvando bien los crampones si no querías un susto. Tardé unos 35 minutos en llegar a las praderas del gargantón, momento en el cual hay que girar hacia la izquierda para enfilar la última rampa que nos llevará a la cumbre. Tardé otros 35-40 minutos en llegar a esta; eran las 10:45 de la mañana y el día era expléndido con un sol radiante, aunque el viento no cesaba y esto hacía que hubiese que abrigarse.
La cima está dividida en dos. Una más al norte marcada con un monolito (o eso creo ya que no me acerqué) y otra más al sur marcada con un hito gigante, desde la cual se tiene unas vistas magníficas tanto del circo de Cinco lagunas como del circo que queda entre el Canchal de la Galana y Risco Negro.
Inicialmente mi idea era seguir toda la cuerda que llega hasta el Canchal de la Galana y La Galana y posteriormente irme hacia los picos que hay en el circo de Cinco Lagunas (Picuruchu, Belesar y Meapoco) pero cuando llegué a la cumbre me sentí muy cansado. Es verdad que la cuesta que me había chupado era buena pero iba demasiado cansado, no era normal.
Aún así me puse en marcha por la cuerda hacia la portilla del pluviometro y la portilla del rey, la cual es usada normalmente para cruzar a Cinco Lagunas desde el circo de Gredos. La progresión fue más dura de lo que me esperaba ya que es una cuerda con sus vertientes muy inclinadas e ir por ellas era muy peligroso ya que había mucha nieve y muy blanda. Así que tocaba ir por toda la cresta y esto en muchas ocasiones significaba pegarte unos buenos destrepes en las zonas rocosas.
Pasada la portilla del rey la cosa se complicó ya que el seguir por las crestas lo vi muy complicado ya que suponía subir y bajar «peñas» muy grandes y no sabía si podría destreparlas por el otro lado así que me fui unos metros ladera abajo e intenté progresar por debajo de estas crestas rocosas.
La idea resultó más mala que buena ya que había mucha nieve y blanda y se andaba muy muy mal ya que la nieve no aguantaba y te ibas con ella para abajo, con gran riesgo de algún pequeño alud. Además por este punto iba realmente cansado, las piernas no me respondían y estaba convencido de que no era normal y mi cuerpo no estaba en su mejor momento.
Algún virus o algo se estaba haciendo conmigo así que decidí abortar y volver a casa. Pero claro… me encontraba a mitad de la cuerda en nieve amenazando irse para abajo y bajar hacia el valle se me antojó muy peligroso así que decidí seguir un poco más hacia una zona en la que la pendiente parecía menor y había algunas zonas rocosas más bajas lo cual me darían un poco más de seguridad. Y dicho y echo, eso si, no sin incidentes ya que en el camino metí la pierna en un agujero de nieve con el consiguiente cramponazo que me pegué yo mismo. Resultado: La polaina rajada, el pantalón con un siete y mi pierna con un buen golpe que por suerte se quedó en un buen arañazo y un moratón que me duraría semanas.
Unos metros más adelante otro tropezón y la goma que llega la dragonera para ajustarla se rompió y salio volando….ufff, croe que no es mi día, salgamos de aquí ya !!
Así que enfilé ladera abajo y sin más contratiempos me planté en poco tiempo en la parte más baja del valle. En ese momento divisé a 4 personas que empezaban a subir a Cabeza Nevada. La verdad es que era un alivio ver a alguien por ahí porque no había visto un alma en todo el día. Después a bajar un poco más hasta llegar al río que baja de la laguna de Peñalara y desde ahí por una huella que encontré subí hasta encontrarme con el camino normal que sube a los barrerones.
Por mitad del camino me paré a descansar, comer algo y tomarme un café. Resultado: El estomago dado la vuelta y casi con nauseas. Pues si que…
El camino de subida a los Barrerones desde el circo lo he echo un buen puñado de veces pero como esta ninguna. Parecía que estaba a 5000 metros y era incapaz de andar más de 20-30 metros sin pararme a descansar. Me pasaba todo el mundo, hasta los bien conocidos «domingueros» pero era incapaz de ir más rápido y el subir a los Barrerones me llevó hora y media.
Al llegar a casa Patry estaba mala también, bastante peor que yo así que quedaba bastante claro que algún virus o algo que comimos en mal estado se había apoderado de nosotros. En fín, otra vez será.
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