Muchas ganas de pisar nieve en serio y una reserva en el refugio de Elola desde hacía varios días nos obligaban a partir el sábado a primerísima hora de la mañana hacia nuestra más que conocida plataforma de Gredos.
Salimos antes de las 6 de la mañana de Madrid y cuando paramos a desayunar en el pueblo anterior a Hoyos del Espino nos encontramos con cielo cerradísimo, estaba nevando y la carretera en muy mal estado, la cual avisaba de que unas cadenas no vendrían mal. Esto unido a la previsión de hasta 12º bajo cero y una sensación térmica de -25º no es que animase demasiado pero un café caliente y una tostada nos pusieron en marcha de nuevo.
Al final al llegar a la plataforma el día empezó a aclarar y según nos íbamos preparando se empezó a quedar un día esplendido, con frío pero espléndido. Así que nada, nos unimos a la romería que había ya de montañeros y emprendimos el camino al refugio bajo un sol que empezaba a calentarnos. Eran las 11 de la mañana.
A la llegada a Los Barrerones el día ya brillaba en todo su esplendor. El circo estaba con una cantidad de nieve como pocas veces y esto hacía que el sendero zigzagueante que sube a Los Barrerones fuese una simple línea recta.
Sobre las 13:30 llegabamos al refugio y ya que era tarde e íbamos con una persona novata en esto de andar por nieve y otras de mitad de la tabla 🙂 decidimos hacer algo fácil. El objetivo fue el Casquerazo, el cual habíamos rodeado el año anterior en nuestro intento de hacer la integral de Gredos, pero no habíamos subido a su cumbre.
La ascensión la enfrentamos por la canal que llega hasta la Portilla de los Machos. A un ritmo muy tranquilo pero sin apenas pausas nos plantamos relativamente pronto en la base del Casquerazo. Inicialmente pensamos que el Casquerazo era el peñón que está más dentro del valle e intentamos una ascensión a dicha cima pero tras un rato y unas cuantas vueltas vimos que no había ningún camino que permitiese subir a su cima, si no era escalando por la roca.
Una ojeada al GPS bastó para darme cuenta de que nos habíamos equivocado de cumbre y que la cumbre real era la que había detrás, más al sur, así que Lara y yo decidimos atacarla tras volver levemente sobre nuestros pasos, y mientras el resto de la gente descendía ya de regreso por la canal.
Tras un par de intentos fallidos encontramos el paso idóneo entre las rocas que nos dejaba en la cumbre real del Casquerazo, de 2.494 m de altitud. La verdad es que los últimos 5-10 metros son un poquito delicados ya que hay que darse algún pasito que con los crampones no es que sean del todo cómodos.
Un par de fotitos y vuelta para el refugio que teníamos que pillar al resto del grupo y prepararnos para la cena. Además, aunque en el circo no hacía nada de viento y con el sol se estaba perfectamente, cuando te asomabas a alguna arista o en la cima del Casquerazo el viento si que soplaba con ganas y el frío hacía acto de aparición con lo que no estaba la cosa para recrearse demasiado.
Un vez en el refugio sacamos el salchichón, las botellas de vino que habíamos porteado y nos pusimos tibios con la cena del refugio que habíamos reservado y que constaba de lentejas, ensalada y cinta de lomo. Sobra decir que las lentejas calentitas entraba de miedo.
Al día siguiente Cristina, Rafa y Sandra dijeron que se volvían ya que querían llegar pronto a Madrid. Patri, Rocio, Lara y yo tampoco nos decidimos por un plan mejor y al final pensamos en regresar también, pero para no repetir el interminable camino de los Barrerones pensamos en tomar un camino alternativo.
El camino fue subir por la Canal de la Mina la cual nos dejaría a escasos metros del Morezón.
La subida, abriendo huella, fue muy gratificante la verdad ya que al ir abriendo huella se le unió un par de pasitos levemente complicados que le dieron un toque bastante disfrutón a la ascensión, la cual nos llevó un rato.
Tras llegar a la parte más alta, con el Morezón a escasos metros nuestros bajamos hacia el otro lado del valle en dirección a las ruinas del Refugio del Rey, el cual dejamos a un lado para enfilar rumbo a la plataforma de nuevo.
Al acercarnos al coche, como pasa siempre, había decenas de personas que habían ido a pasar el día con trineos o a dar un paseo, jugándose un poco el tipo ya que estaba lleno de placas de hielo.
Y para acabar la faena nos fuimos a Ávila a comer unos buenos judiones y un buen chuletón, mmm
A continuación el mapa con el paseito. En verde la ida del sábado con la subida al Casquerazo y en rojo la vuelta del domingo por la Canal de la Mina.
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